viernes, 21 de diciembre de 2012

La interdisciplina en la atención de salud: más que una oportunidad, un imperativo ético

Artículo publicado en Revista Opción Médica del mes de diciembre.

Uno de los abordajes filosóficos que más ha influenciado mi forma de ver el mundo y por ende mi forma de encarar mi vida y por supuesto, mi actividad profesional, es la que se ha dado en llamar la Teoría Bootstrap. Desarrollada por el Dr. Geoffrey Chew, como forma de unificar la mecánica cuántica con la teoría de la relatividad, esta teoría, ha trascendido el ámbito de la física para convertirse en una verdadera postura filosófica. Según Chew, “el universo se ve como una red dinámica de sucesos interrelacionados, ninguna de las propiedades de cualquier parte de dicha red es fundamental, todas se desprenden de propiedades de otras partes y la consistencia global de sus interrelaciones, determina la estructura de la totalidad de la red".

Esto implica además que, como ya decía Heisemberg en la década del '20, «todos los conceptos y teorías que utilizamos para describir la naturaleza son limitados»  Al estar todos los fenómenos naturales interconectados, para explicar cualquiera de ellos se necesita conocer necesariamente a todos los demás y, como esto es imposible, Chew sostiene que todo conocimiento científico solo constituye simples aproximaciones.
Esto tiene una notable coincidencia con una de las leyes de la Psicología de la Gestalt, que luego fuera tomada por la Psicoterapia Gestáltica y que dice que “el todo es más que la suma de las partes” Si tomamos un auto, lo desarmamos íntegramente y ponemos todas sus piezas una al lado de la otra, tendremos todas las partes constituyentes del auto pero no el auto. Para que este exista como tal es fundamental que sus piezas estén interconectadas entre sí, recién ahí tendremos al auto como un todo.
Y para seguir con el ejemplo del auto, si queremos tener al auto impecable, tendremos que contar con un mecánico, un experto en electricidad automotriz, un chapista, un buen tapicero y hoy día, hasta un experto en electrónica. Es muy difícil encontrar a alguien que maneje todas las especialidades y si lo encontramos, tal vez no sea demasiado confiable. Un taller serio y responsable seguramente apueste a la inter disciplina.
Si ésto ocurre con un auto, con mucho más razón es fundamental que ocurra con los seres humanos. El hombre, y estoy hablando en un sentido genérico, es una totalidad, integrado por diferentes sistemas, respiratorio, óseo, cardiovascular, endócrino, nervioso, etcétera. Y todos esos sistemas están interrelacionados entre sí. Y es, a mi modo de ver, fundamental considerar este aspecto. Por poner un simple ejemplo, sabemos como una falla en el sistema endócrino, por ejemplo, un mal funcionamiento de la tiroides, afecta sensiblemente el humor de una persona y como un estudio al respecto puede evitar un diagnóstico erróneo a nivel psiquiátrico y por ende, una medicación que no es necesaria.
Pero además, como decía Kurt Lewin, no solo debemos mirar a la persona hacia adentro, sino que, cada persona genera un campo donde están contenidas todas sus interrelaciones con sus entornos. Esto implica que es también de vital importancia, conocer esos entornos. Podemos hacer un excelente diagnóstico, plantear la mejor terapéutica posible, pero si contamos con un entorno del paciente que no colabora, o incluso, sabotea el tratamiento, es probable que nuestros esfuerzos sean en vano.
Desde que ingresé a la Institución de Asistencia Médica en la que trabajo, mi forma de encarar mi profesión tuvo un vuelco fundamental. Si bien, en un primer momento, solo me encargaba de dar asistencia psicológica a las personas que concurrían a la Policlínica de Cesación de Tabaquismo, tenía que trabajar en equipo con un médico neumólogo, especialidad de la que conocía muy poco, por no decir nada. Pero además, muchos de estos pacientes concurrían también a consulta psiquiátrica, por lo que, dado que el Tabaquismo es una adicción, siempre consideré importante poder tomar contacto con los psiquiatras tratantes.
Por otra parte, el trabajar dentro de la Institución, me permitía tener acceso, consulta a consulta, a las historias clínicas de los pacientes que concurrían. Al principio, solo me limitaba a escribir en ellas, pero poco a poco fui dándome cuenta de la importancia que la lectura de estas tenía para ayudarme a ampliar cada vez más mi mirada acerca del paciente. Primero comencé a prestar atención solo a las anotaciones que los psiquiatras hacían en cada consulta, pero, poco a poco, me fui interesando en las demás consultas, y, a medida que más lo hacía, más sentía que mi comprensión de la realidad de la persona que tenía enfrente se iba incrementando y eso me era automáticamente devuelto por los pacientes que, lejos de sentirse invadidos, al menos en la mayoría de los casos, me expresaban lo bien que se sentían en mi consulta y eso redundaba en una mayor adherencia al tratamiento.
Chew dice que un “bootstrapper” es un buscador, alguien que aún a sabiendas de que nunca va a poder alcanzar la comprensión total del Universo, igual busca ampliar lo más posible sus conocimientos incorporando todo aquello que colabore en esa búsqueda. Así me siento: un “bootstrapper”, alguien que busca permanentemente ampliar su consciencia a fin de tener una mirada lo más amplia posible de toda aquella persona que se sienta enfrente a mí. Y mi trabajo en la Institución me da una inmejorable oportunidad en ese sentido. Durante los más de 11 años que trabajé en la Policlínica de cesación de Tabaquismo, tuve la suerte de formar equipo con cinco médicos diferentes, con diferentes especialidades, pero además, cada uno con sus peculiaridades, y de todos ellos aprendí muchísimo. Cada uno de ellos hizo aportes importantísimos a la ampliación de mi repertorio cognitivo, a mi visión del otro, y por ende, del mundo. Y sé, porque ellos me lo han expresado de esa forma, que colaboré en la ampliación de los suyos.
La presencia de los psicólogos en este tipo de Instituciones es algo relativamente nuevo, en la época que ingresé, creo no exagerar si digo que se nos podía contar con los dedos de las manos, así que no era común vernos allí, y no siempre se nos hacía fácil el diálogo con los demás profesionales médicos y menos aún con los psiquiatras.
Hoy día, casi doce años después, esa realidad ha cambiado de forma radical. La Institución cuenta en este momento con un centenar de psicólogos, y en la medida que la implementación que el Programa de Salud Mental del MSP siga avanzando, es de esperar que la cantidad siga aumentando.
Uno de los dispositivos más importantes del Plan, el Comité de Recepción, implica el trabajo en equipo Psiquiatra – Psicólogo, por lo que el diálogo que implica la interdisciplina ya no es algo conveniente, sino que es parte fundamental del abordaje.
Integro desde su origen, uno de los comité de adultos, y en este año y poco, desde su inicio, por diferentes circunstancias, me ha tocado trabajar con tres psiquiatras diferentes, cada una de ellas con sus particularidades. Las tres con una formación común en cuanto a la Psiquiatría, pero con miradas diferentes, enriquecidas por los años de experiencia clínica y por formaciones complementarias, y con las tres he podido trabajar de forma impecable. Con las tres hemos logrado fluir en la consulta de muy buena forma. Y me consta que no solo es mi impresión. Además, más de una vez hemos recibido el feedback de los pacientes que han concurrido a entrevistas con nosotros, en ese sentido. Por otra parte, en este tiempo, he aprendido más de psicopatología que en mis años de formación y en todos los años de clínica que tengo sobre mis espaldas, lo cual ha enriquecido de forma considerable mi mirada, en perfecta coincidencia con lo que planteaba más arriba.
Sé además, por integrar el Servicio de Psicología de la Institución, de varios otros ejemplos del trabajo interdisciplinario en que intervienen colegas. A modo de ejemplo, los colegas que trabajan en Psicología Médica, en el Equipo Multidisciplinario que atiende niños, en el Programa del Adulto Mayor, en el Area de Adicciones, o en el Area de Violencia Doméstica, etcétera.
Es que la conjunción de saberes, cuando es aprovechada de forma creativa, trascendiendo los egos personales, con el imprescindible respeto por la diversidad de formaciones y profesionalidades y con la mirada puesta en brindar a los pacientes la mejor atención posible, no solo es conveniente, sino que es, a mi modo de ver, un verdadero imperativo ético, además de ser una excelente oportunidad de crecimiento personal y profesional. Así lo ha entendido también el Ministerio de Salud Pública a la hora de implementar los distintos planes de salud que lleva adelante, donde el trabajo interdisciplinario es una constante.